¿¿Apetitosos verdad?? pues si los probáis con mantequilla y mermelada, calentitos en el desayuno seguro que repetiréis, y si los rellenáis de queso fresco y jamón serrano o chorizo o salmón o ................ pueden rellenarse de todooooooooo lo que os imaginéis (bueno sin pasarse ;))
Estos rosquillos de pan (como a mi me gusta llamarles) se llaman BAGELS, con esta receta participo en el reto del mes de Abril del fantástico
Blog Bake the World, desde el mes de Diciembre que no pude volver a publicar receta, no por que no quisiera si no que siempre me pilla el toro.....pero estos roscos no me los podía perder!! La receta el original del libro
"El libro del Pan" de Eric Treuille y Ursula Ferrigno. No le he hecho ninguna variación puesto que como era la primera vez que los hacía no quería meter la pata.
UN POCO DE HISTORIA:
Un bagel es un pan redondo, con un agujero en medio, hecho de ingredientes sencillos, como harina, sal, agua, levadura y malta.
Su masa es hervida y luego horneada, y el resultado da un color caramelo ; no tiene que ser pálido.
el bagel debe pesar al rededor de los 140 gramos o menos y debe hacer un crujiente sonido cuando lo mordemos. Los bagels deben ser comidos tibios, e idealmente, no deberían estar a temperatura ambiente por mas de 4 o 5 horas. Todo lo que no cumpla con esto, simplemente no son bagels.
El lugar de nacimiento de este pan judío es probablemente Polonia. una historia popular, cuenta que el Bagel fue producido originalmente en tributo a Jan Sobieski, rey de Polonia en el siglo 17, luego salvo a Austria de las invasiones Turcas en la batalla de Vienna en 1683, aunque esto es solo una historia, de acuerdo con Maria Balinska, autora de “The Bagel: The Surprising History of a Modest Bread” [El Bagel: la increíble historia de un pan modesto]
La primer referencia a un Bagel por los judíos en Polonia, la señora Balinska escribe, precede a la batalla de Viena por siete décadas. es encontrado, según lo que ella dice, en regulaciones en Yiddish en 1610 en el concilio judío de Kracovia describiendo cuanto los hogares judíos tenían permitido pasar celebrando la circuncisión de un bebe varón - "para evitar la envidia de los vecinos gentiles, y para asegurar que los judíos pobres no estaban viviendo por debajo de ese nivel".
El origen de la palabra "Bagel" es en realidad poco claro, pero muchos expertos acuerdan, según Maria, que viene del Yiddish "beiguen" que significa "doblar"
Fuente: Bagelog (pincha para más información)
INGREDIENTES
300 ml de Agua templada
300 gr de harina de fuerza
1 sobre de levadura para pan (Maizena) ojo no para repostería
1 1/2 cucharada de azúcar
1 1/2 cucharada de sal.
PREPARACIÓN EN PANIFICADORA
Diluimos la levadura en el agua templada y removemos hasta que quede disuelta, añadimos la mezcla a la cubeta de la panificadora y ponemos el resto de los ingredientes.
Seleccionamos el programa nº 7 que sólo amasará durante 15 minutos, a mi no me ha hecho falta añadirle más harina, pero si lo amasáis a mano es probable que necesitéis un poco más.
Precalentamos el horno a 200º
Una vez que termine el programa, aceitamos un recipiente y colocamos la masa en el, girarla para que se aceite por ambos lados, tapamos con film o un paño húmedo y dejamos reposar durante 1 hora, hasta que doble su tamaño.
Pasado este tiempo sacamos el aire de la masa (amasándola un par de minutos nada más) y dejamos reposar otros diez minutos.
Cortamos en ocho trocitos, hacemos una especie de churro con cada uno de ellos y unimos los bordes, también podemos hacer una bolita, introducir el dedo y hacerle el agujero, vamos colocando sobre una bandeja de horno ligeramente aceitada y dejamos reposar durante 15-20 min.
Mientras que reposan ponemos al fuego una olla con agua, cuando rompa a hervir bajamos un par de puntos la temperatura y vamos metiendo de dos en dos o tres los bagels, no tengo fotografía de este paso fallo técnico, si véis la fotografía que tiene el número 4 es el tamaño necesario para hervirlos, estarán en el agua un minuto, pasado este tiempo les damos la vuelta contamos unos diez segundos y retiramos de nuevo para la bandeja, aprovechamos que están húmedos para decorarlos con semillas de sémamo y de amapola si queremos, he de decir que las semillas de sésamo no se pegaron muy bien, así que la próxima vez que los prepare le pondré un pelín de aceite o leche con un pincel para que se adhieran mejor.
Metemos al horno durante 20-25 minutos hasta que adquieran un tono doradito, retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Templados están de vicio, quedan ligeramente crujientes y tiernos, una maravilla aunque solo sea para comerlos solos o con un poco de nocilla!!, si es que a mi el pan me pierde!!!
Si os queda alguno para el día siguiente solo tenemos que calentarlo un poquito en la plancha y están igual de buenos, se pueden congelar.
Mi desayuno, con mermelada de fresa hecha en casa ummmmmmmmm que buenoooooooo